jueves, 1 de febrero de 2018
Cambio de guión
6.1. Casa Angelines interior Noche.
Angelines está jugando al truque en la mesa camilla. Tomás se arrecuesta en el sofá y la mira desconcertado ante la jugada que le ha hecho, le ha envidado a la falta con la mata. Sin decir nada, se marcha al sobre y se acuesta sólo, con la mirada fija en la pared. Angelines, en su colchón, también mira la pared.
6.2. Alcafrán. Calles. Cementerio. Exterior. Día
Vemos en alcafrán, sus calles casi desiertas, a excepción de una vieja asomada a un visillo. Angelines aparece dando la vuelta a una esquina, no sabe que es una nueva presa para ser golismeaa, va leyendo una dirección escrita en un papal. Angelines llama a una casa sin encontrar respuesta. En la casa de al lado, una vieja le da algunas explicaciones que no oímos, porque pasaba Berengario con su tractor. Angelines asiente.
Momentos después, Angelines camina por el cementerio hasta dar con su marido difunto, sobre la que se sienta.
- Ahí que ver cómo es la vida, Rodolfo, te da un pronto y te vas. Pero por fin se donde estás, porque antes le preguntaba a tus amigos del bar y sólo me decían que te gustaba mucho el anís. Así que hay que ver que descanso me has dejado. Sólo tengo que venir el día de todos los santos a dejarte unas flores, no vaya ser que hablen las del pueblo.. Ahí señor, llévame pronto.
Angelines apunta en su libreta de cotilleos el nombre, del de la tumba de al lado. De entre las hojas se desliza un croquis, dónde viene perfectamente estructurado los cotilleos de toda su familia, gracias a su vecina, consigue descubrir que su tío era un cansao, su abuelo un almaburra, que se fue al extranjero y volvió con certificado de almaburra, sus ojos se llenan de lágrimas, hay que ver que injusta es la vida
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